India: misticismo orientale

India es uno de los países más diversos de la tierra. Ofrece desde playas de arena dorada y safaris fotográficos, hasta remotos retiros en los Himalayas.

La India es un vasto país de Asia del Sur con un terreno diverso que abarca desde las cumbres del Himalaya hasta la costa del océano Índico. Tiene una historia de más de 5 milenios. En el norte, los monumentos históricos del imperio Mogol incluyen el complejo del Fuerte Rojo de Delhi y la enorme mezquita de Jama Masjid, junto con el icónico mausoleo del Taj Mahal en Agra. Los peregrinos se bañan en el Ganges en Varanasi, y Rishikesh es un centro de yoga y una base para las excursiones al Himalaya.

Tigres y vida salvaje, Madhya Pradesh

Desde la publicación de los cuentos de El libro de la selva de Rudyard Kipling, generaciones enteras han crecido con la fantasía de ver un tigre en la selva india. Hace unas décadas, el futuro de la población de tigres en este país estaba en duda; afortunadamente, gracias a regulaciones más estrictas y planes de conservación como Project Tiger, los números de la especie han aumentado, noticia que ha hecho que ahora sea un buen momento para lanzarse a la expedición.

Madhya Pradesh es uno de los estados más verdes de la India. Se trata de una selva abundante donde se encuentra el Parque Nacional Bandhavgarh (bandhavgarh-national-park.com). Con una superficie de 450 kilómetros cuadrados, se localiza la mayor densidad de estos felinos en el país, por lo que las posibilidades de verlos son altas. También podrás observar leopardos, perros salvajes, ciervos y 250 especies de aves. Dentro del parque, se encuentra una antigua fortaleza, construida sobre un acantilado, con un fascinante templo y santuarios rupestres tallados en roca.

El Parque Nacional Kanha también se encuentra en Madhya Pradesh. Es conocido como uno de los mejores del país para observar animales de caza (no es coincidencia que éste, el antiguo terreno de caza de los virreyes británicos, fuera el escenario para situar la historia del El libro de la selva). Explora bosques, arroyos y colinas, donde además de ver tigres, hay pitones, leopardos, gaurs (bisonte indio), hienas y osos perezosos.

Si la vida silvestre es lo tuyo, también visita el Parque Nacional Kaziranga, que ocupa las orillas del río Brahmaputra, en Assam, y es hogar del rinoceronte indio de un solo cuerno. Sus vastos pantanos y pastizales son los anfitriones de manadas de búfalos salvajes, elefantes, gibones y el casi extinto sisón de Bengala, un pájaro de cuello largo con plumaje manchado. Por su parte, el Parque Nacional Gir, en Gujarat, en el extremo oeste de la India, es territorio de leones y cocodrilos.

Ruta del té, Darjeeling

Los montes Himalayas dejan atónito a todo el que tiene la oportunidad de observar su magnificencia. Ahí, ubicado en la cordillera inferior de éstos, se encuentra la mística ciudad de Darjeeling, rodeada de grandes campos verdes en donde las plantaciones de té se convierten en las protagonistas de la vista. Localizada entre Nepal y Bután, esta ciudad y sus alrededores poseen una historia que involucra el pasado turístico de dos naciones: el de India y Gran Bretaña, ya que la región fue establecida como un centro de descanso para las tropas británicas a mediados del siglo XIX.

Visitarla será una grandiosa experiencia porque podrás observar el Everest desde algunas zonas; ver monasterios budistas, nepalenses y tibetanos, y encontrar el producto más famoso de la región: el suave y aromático té de Darjeeling. Planea este viaje entre abril y noviembre para observar la cosecha de las hojas de té y aprender sobre su clasificación y secado.

Otra de las experiencias que no te puedes perder, es la de llegar desde Nueva Jalpaiguri en el Darjeeling Himalayan Railway, un tren de vapor protegido por la UNESCO que data del siglo XIX. Avanza a una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora, por lo que tarda más de seis horas en subir un camino escénico de 2,134 metros, pero vale el tiempo invertido por la asombrosa vista.

Riqueza sensorial, Kerala

En cualquier lugar dentro de India encontrarás una rica cocina local, cargada de sus propias influencias regionales, y salpicada de siglos de historia, pero aun así, hay algo particularmente especial sobre el estado de Kerala. Tal vez sea el aroma fragante de sus especias, cuyos aromas son llevados por la brisa; tal vez sea la abundancia de cocos dulces, o bien, sus recetas típicas que se mezclan con influencias europeas… Pero aquí, la comida parece tener prioridad sobre todo lo demás.

La belleza de Kerala es difícil de igualar. En Kochi, pasea por el mercado de las especias, donde verás montones de palitos de canela, cáscaras de cardamomo de color marrón verdoso y trozos de jengibre, así como clavos de olor, ajo, comino, cilantro y cúrcuma. A la orilla de la costa, conocerás a los pescadores que traen su captura del día envuelta en redes gigantes. Ellos venden sus productos a los mercados locales, donde los cocineros y las amas de casa compiten por las ofertas más frescas. A la ribera de los lagos, las cáscaras de coco se remojan en el agua preparándose para ser cocinadas.

Fuera de Kochi, entre los bosques de Kerala, visita The Pimenta, un acogedor complejo de bungalows. Los propietarios cultivan especias y café en un jardín que se encuentra a solo unos metros de su puerta, donde sus pollos cacarean. El lugar también ofrece clases de cocina vegetariana. La mayoría de los productos que utilizan provienen de su huerto. Ahí aprenderás a hacer pathiri (una especie de crepa de harina de arroz), puttu (arroz en polvo con tallo de coco rallado) y appam (hot cakes de harina de arroz y de savia de palma de coco fermentada servido con un guiso de vegetales).

Joyas arquitectónicas, Rajastán, Uttar Pradesh

Nadie hace palacios como los indios. O específicamente, los budistas, los hindúes, los mogoles, los jeques islámicos y los británicos, entre otros. Y es que la ininterrumpida mezcla cultural y religiosa que se ha mantenido a través de los siglos se refleja en las maravillas arquitectónicas que yacen en este vasto país. Sin embargo, si deseas conocer los palacios más impresionantes de la India en poco tiempo, dirígete a Rajastán.

Inicia el recorrido alojándote en Devigarh (raasdevigarh.com) ubicado en Jaipur, la capital de Rajastán. Éste es un palacio del siglo XVIII con 39 modernas suites. Las puestas de Sol que se observan desde este punto son difíciles de mejorar. También Samode Palace (samode.com) luce bastante bien teniendo en cuenta que tiene casi 500 años de edad. Es uno de los hoteles más exclusivos, con frescos detallados y una piscina con vistas a las colinas.

La Ciudad Rosa de Jaipur ofrece atracciones que conquistan a simple vista: ve de excursión al Jaigarh Fort, donde subirás sentado sobre lomos de elefantes y descenderás en jeeps. Esta fortaleza comenzó a construirse en el año 905 y sobre ella se hicieron varias modificaciones, de acuerdo con el rey que la gobernaba. Luego visita el City Palace, residencia de la familia real de Jaipur. Aquí destaca el Chandra Mahal, conformado por siete pisos.

Al noreste de la ciudad se encuentra la joya de la corona de esta región, el Hawa Mahal. La mejor forma de llegar hasta su imponente ubicación en la ladera es haciendo una caminata por la mañana, antes de que el Sol sea demasiado intenso.

En Agra, en Uttar Pradesh, podrás visitar el Taj Mahal, mausoleo que el emperador Shah Jahan mandó construir en 1631 en honor de su esposa Mumtaz Mahal, fallecida al dar a luz a su decimocuarto hijo en 1629. Desde ahí, dirígete a Udaipur, que a menudo es comparada con un reino de cuento de hadas, y tiene justificación: el palacio de mármol blanco que se extiende a lo largo de la orilla del lago Pichola, bien podría haber sido diseñado por Walt Disney. La obra maestra de Rajput y Mughal, con su exterior en forma de fortaleza e incontables cúpulas y torres, es de hecho un complejo de varios palacios construidos por 22 gobernantes entre los siglos XVI y XX.

Monasterios místicos, Ladakh

El efecto vertiginoso del aire en una de las regiones más altas del mundo puede ser desorientador, pero si hay algo que te dejará sin aliento, es la vista: los paisajes de Ladakh son algunos de los más dramáticos y menos poblados del mundo. Los templos y monasterios de este sitio no solo se encuentran entre los más sagrados del budismo; también son hazañas de ingeniería. Aferrados a acantilados, son obras de arte espiritual que solo algunos tienen el privilegio de ver.

Sube hasta Leh, cuyos 3,524 metros sobre el nivel del mar te harán sentir como en las nubes. Si vienes desde Delhi, te preguntarás si has llegado a un país totalmente diferente: aquí, los monjes con hábitos de color naranja caminan a través de callejones enmarcados por casas de ladrillo, despistados yaks vagan libres, y agradables comerciantes charlan en el bazar. Es recomendable subir hasta el punto focal de Leh: se trata de un palacio derruido de nueve pisos del siglo XVII que está en proceso de restauración. Hay docenas de gompas (monasterios) dentro de la zona, algunos más accesibles que otros.

El monasterio de Alchi es apreciado por su gran colección de arte budista indio, que data del siglo XI. Por otro lado, Lamayuru es uno de los más sorprendentes, ya que luce como si estuviera tambaleándose sobre un acantilado y es sede de dos festivales anuales de danzas con máscaras, que se celebran en el quinto mes del calendario lunar tibetano. Aquí encontrarás frescos tallados intrincados y, como en todas las gompas, banderas de colores desgastadas, encargadas de elevar las oraciones para que el viento las lleve a su destino final. El gompa blanco de Likir fue fundado en el siglo XIV y hoy en día es hogar de 150 monjes que sirven té y ofrecen tours a sus visitantes.

Además de visitar los monasterios, hay muchas otras actividades en la región para los viajeros activos. Se puede remar en el río Indo, atravesar las dunas montado en un camello o dar un paseo por Khardung, acompañado de un guía. Éste es uno de los puntos transitables más altos del mundo con 5 mil 600 metros de altura y casi siempre está cubierto de niebla y nieve.